
Considerados puntas de lanza de la nueva generación que vino a devolver el protagonismo a las guitarras dentro de la música chilena, Niños del Cerro se convirtió rápidamente en un nombre reconocible dentro de la activa escena independiente de su país. Su historia comienza el año 2012 en la habitación de Simón Campusano (guitarra, voz), donde en pleno período escolar y junto a Ignacio Castillo (guitarra), toma forma una idea sin mayores ambiciones, que más tarde se consolida con la inclusión de José Mazurett (batería), Felipe Villarubia (bajo) y Diego Antiman (teclados).
A través de encendidos y frecuentes shows en casas de amigos en La Florida y otras comunas de la periferia de Santiago de Chile, fueron construyendo una reputación dentro del circuito underground, logrando sumar un público fiel y llamando la atención de la prensa especializada y del sello Piloto, que los ampara y con quienes lanzan su debut discográfico.
“Nonato Coo” (Piloto, 2015), nombrado en homenaje a la calle donde reside el baterista José Mazurett, les permite cosechar el incesante trabajo en vivo que los sacó del anonimato, a través de un disco que apela a la emoción juvenil y las ansiedades inherentes en la transición a la adultez. El disco fue recibido con interés y altas expectativas por el público y los medios de comunicación, que no dudaron en tildar a la banda como un referente de una nueva camada de artistas que ocupan las guitarras dreamy como forma de canalizar el pop, alzando a “Nonato Coo” como lo mejor de ese año.
En 2016, Niños del Cerro recibieron el reconocimiento como Artista Revelación en la ceremonia de los Premios Pulsar en su país, coronando el esfuerzo y los créditos obtenidos durante sus primeros años de carrera. Esto se traduce en su llegada a escenarios más grandes, abriendo para Mac Demarco y demostrando una potencia llevada a la práctica por su cada vez más creciente fanaticada.
A mitad de 2017, Niños del Cerro empieza a pavimentar el camino hacia el sucesor de “Nonato Coo” con la publicación de “Contigo”, un sencillo al que Campusano se refiere como “la primera canción de amor que he hecho en mi vida”. A comienzos de 2018 se integran al sello chileno Quemasucabeza como una manera de potenciar lo ya avanzado, y buscando una proyección que ya agenda hitos como su primera visita a México, programada para el segundo semestre del año.
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